¿Apuestas por el Cambio o por la Transformación?

Me gusta pensar que hay una notable diferencia entre el cambio y la transformación. El Cambio no depende tanto de nosotros, llega desde fuera, se impone. Así, se impone sobre nosotros la inteligencia artificial, la digitalización, la globalización, la multigeneración, etc, y sobre todo ello, tomamos una postura, nos tratamos de adaptar o generamos una resistencia al cambio. “Hay que cambiar”, se escucha; “debemos de adaptarnos”, decimos. Se trata de un deber, una obligación, una necesidad impuesta por el entorno y las circunstancias.
Ahora, si hablamos de Transformación, estamos tratando de algo más profundo, de algo más personal, de algo, muy probablemente, irreversible. No es tanto seguir un nuevo patrón, norma o comportamiento, sino aceptar una nueva identidad.
Hablar de transformación, tanto individual como colectiva, es hablar de una decisión voluntaria y consciente, interna por tanto, que implica la aceptación de una realidad y, desde un sano inconformismo, la intención de transformarla mientras nos transformamos. Así, pues, decidimos, elegimos, queremos ser alguien distinto, no sólo hacer algo diferente.
Cuando abordamos una transformación cultural estamos trabajando – o deberíamos hacerlo – sobre el compromiso propio y el de nuestros equipos. Y ese es el auténtico reto: generar el suficiente vínculo y engagement, primero propio, y después con nuestra gente, para que el cambio se torne en transformación, los cambios en oportunidades, y la obligación en deseo.
Un deseo impulsado por el hambre de ganar como componente estratégico. Y, desde una mentalidad estratégica, podamos trabajar en equipo para crear esa mentalidad y fundamentarla en:
✅ Un claro deseo de ganar. Definiendo qué es ganar para cada quién, y siempre vinculado con la experiencia del cliente, interno y externo.
✅ La convicción profunda de que podemos ser parte activa en la construcción de un mejor futuro.
✅ Con una mentalidad de exploración: abierta al cuestionamiento, la curiosidad y el cambio.
Con estas ideas estuvimos trabajando en el Banco de Santander estos días, apoyándoles en su transformación. Mis mejores deseos de éxito, a ellos y a todos ustedes los que apuestan por una auténtica y comprometida transformación.