Equipos Intergeneracionales

Aprovechar las diferencias a través de la Inteligencia Intergeneracional

Hoy, hablar de diferentes generaciones es hablar de diversidad, y de la necesaria inteligencia intergeneracional que hemos de aplicar para poder resolver conflictos, tender nuevos puentes de comunicación e interacción, incluso entender motivaciones ajenas tan diversas

Jesus Gallego

Vivimos en un mundo acelerado. Al igual que si hoy miramos hacia atrás, y nos sorprenderá cómo vivíamos hace diez años, seguramente, dentro de otros diez años más, nos volveremos a quedar aún más sorprendidos de lo que hoy estamos viviendo.

La multitud de cambios a los que estamos haciendo frente, también en los lugares de trabajo, están marcando un cambio de época. Y éstos cambios no sólo se están dando a una velocidad extraordinaria, sino que también están sucediendo, a la vez, en diferentes campos: el tecnológico (inteligencia artificial, automatización, digitalización), el científico (secuenciación completa del genoma humano, extraordinarios avances frente a enfermedades, descubrimientos en el campo de las fuentes de energía), el geopolítico (guerras actuales, incipientes cambios de liderazgo a nivel mundial, movimientos de socios geopolíticos), social (crisis sanitarias, aumento alarmante de los suicidios – especialmente entre los mas jóvenes -, la convivencia de múltiples generaciones), incluso, si me permiten, también cambios en la moral social. Múltiples y vertiginosos cambios que influyen nuestras sociedades personas.

Y uno de esos cambios que debemos de saber gestionar,  y que a la vez se ve influenciado por todas esas transformaciones antes descritas, es la convivencia  actual entre las muy distintas generaciones. Nunca se había dado, en nuestras casas, pero también en el lugar de trabajo, la convivencia entre tantas generaciones a la vez. Hoy podemos estar compartiendo nuestros hogares hasta seis, o incluso, siete generaciones, y en los lugares de trabajo, cuatro y, en breve, cinco generaciones. Los diferentes avances y mejoras en nuestra salud y la calidad de vida, permiten una mayor longevidad.

Hoy, hablar de diferentes generaciones es hablar de diversidad, y de la necesaria inteligencia intergeneracional que hemos de aplicar para poder resolver conflictos, tender nuevos puentes de comunicación e interacción, incluso entender motivaciones ajenas tan diversas. Todo ello se reflejará en nuestros lugares de trabajo, en las distintas formas de comunicación, y en la retante formación de equipos que nos lleve a aprovechar el talento con una mayor motivación y energía.

Según algunos estudios esta necesidad de integrar la diversidad de las diferentes generaciones sólo la está asumiendo un 8% de las organizaciones, por lo que, todas aquellas empresas que estén impulsando algún programa de integración intergeneracional, estarán a la cabeza de desarrollar una clara ventaja competitiva en su sector.

Permíteme que, a través de estas líneas, te ofrezca algunas ideas a trabajar para adquirir colectivamente una mayor inteligencia intergeneracional y puedas desarrollar esa clara ventaja competitiva.

1. Cambio de mentalidad.

Si deseamos un cambio duradero, hemos de apostar por una verdadera transformación, y ésta sólo se puede llevar a cabo a través de un cambio de mentalidad.

En este cambio de mentalidad habremos de trabajar sobre:

-La aceptación y el entendimiento de las diferencias intergeneracionales.

No podemos negar nuestras distintas experiencias y las diferencias que nos hacen entender el mundo a nuestra manera. Así como tampoco podemos evitarlas creando un discurso y sentimiento colectivo de que importa más aquello que nos une. Existen esas diferencias, tienen un sentido, y marcan tendencias y patrones que hemos de conocer y entender. Todos tenemos un sesgo de familiaridad y semejanza, – nos gusta relacionarnos con quien se parece a nosotros -, pero igualmente podemos y necesitamos superarlo para convivir y colaborar más fácilmente con todos los que nos rodean.

-Avanzar más allá de los estereotipos, suposiciones y prejuicios.

Si bien todos tenemos ideas previas que nos ayudan en la formación de nuestros juicios, hemos de entender que siempre éstos serán sesgados y limitarán la realidad competa que debemos conocer mejor si queremos interactuar de manera inteligente. La edad y experiencias de alguien son parte de su personalidad, pero uno toda su personalidad y no lo definen de forma fija y permanente. Se trata de poder cambiar nuestra respuesta automática , ampliar la perspectiva y dar una oportunidad a otro punto de vista, perspectiva o forma de  personalidad.

-Una apuesta por la integración, la curiosidad y el aprendizaje.

Se trata de un deseo de ver más allá de lo que estoy viendo, alentar una ilusión por conocer lo que no conozco, promover una auténtica apertura y así, incluir, reconocer e integrar toda realidad diferente que nos pueda aportar valor.

Este cambio de mentalidad pasará necesariamente, por abandonar una mentalidad competitiva y cronocentrista – la creencia de que los tiempos y generaciones actuales son los que nos ofrecen lo mejor – para apostar por una mentalidad colaborativa y generadora de sinergias.

2. Crear un sentido de seguridad.

Una vez apostamos por conocer y entender nuestras diferencias, hemos de brindar un especio de seguridad para que cada quien sea uno mismo, sin temor a la vergüenza, la exposición, el señalamiento o la culpabilización.

Habremos de crear ese espacio de seguridad psicológica donde cada quien pueda aportar desde su perspectiva, experiencia y conocimiento, sabiendo que una vez expuestas sobre la mesa las diferentes ideas, se escogerán las más valiosas, no las que vengan de alguien en particular por tener una edad, estatus o situación de poder. Eso nos hará subrayar la importancia de todas las personas, sin discriminación alguna, y la necesidad de expresarnos libremente con nuestras ideas, al tiempo que éstas, las ideas, entrarán en sana competencia para definir cuáles son las mejores, avanzar y generar mayor progreso en los equipos y organizaciones.

3. Aprovechar las diferencias intergeneracionales.

Si hemos sabido entender qué nos ofrece cada quien con sus aportes, y desde su perspectiva y experiencia – o su falta de ella, quizá con una visión fresca y menos condicionada por el estatus quo, los hábitos corporativos o el conformismo inconsciente – podremos utilizarnos como una herramienta de avance y aprendizaje. Si todos podemos aprender,  también todos podremos enseñar.  De esta forma, podremos crear grupos de mentoring o mentoring inverso; equipos de aprendizajes mutuos o escenarios de divulgación de experiencias  compartidas y enriquecedoras.

Se trata de aprovechas la fuera y el poder intergeneracional. Se trata de trabajar de la mejor manera para que el valor de las diferencias, en este caso, de edad y experiencia, produzcan su mayor rendimiento y, al tiempo, esas diferencias sean causa de una mayor amplitud de miras, que también mejoren nuestra empatía y relaciones.

Así, pues, tanto los líderes como los colaboradores, de unas y otras generaciones, han de tener la firme convicción de que tienen más que ganar, al integrarse con personas de distintas edades, que la idea que puedan tener de pérdida cuando no están con los suyos. Y es, precisamente en esta época de cambios, cuando la capacidad de integrar aprendizajes será una competencia que nos haga destacar del resto.

Muchas veces se tratará de empatía, otras muchas, de la humildad suficiente para aprender de alguien más, quizá de acerarnos al otro para compartir y conectar, pero siempre, siempre, sea tratará de personas, de cómo podemos sumar con nuestras diferencias y multiplicar el valor en el ámbito de nuestro desempeño. En ello va nuestra productividad, sí, pero también, nuestra salud y nuestra felicidad.

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